lunes, 8 de diciembre de 2014

Prólogo.

Me dolían mucho las costillas, y me costaba respirar.
Un momento, ¿estaba respirando?
El olor de neumático quemado me ahogaba, y supuse que no me quedaría mucho.
Ahora es cuando ves una luz a lo lejos, Vivian. Y irás al infierno.
Estaba demasiado mareada como para ordenarle a mi subconsciente que no jodiera más las cosas.
Aunque sabes que es verdad.
Y lo era. Me iba a morir.
Y lo último que pensé fue en él, aunque suene cursi. Y en mis amigos, y en mi hermano. ¿Estarán todos bien?
Solté un último aliento.
Un pitido parecía querer taladrarme el cerebro.
Después, todo era luz.

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